Pitia | Como dejar de sufrir
16050
post-template-default,single,single-post,postid-16050,single-format-standard,bridge-core-1.0.4,et_monarch,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode-theme-ver-17.2,qode-theme-bridge,disabled_footer_top,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-7.5,vc_responsive

Como dejar de sufrir

 

“Si enfrentamos el dolor con la mente, en vez de suavizarse, se endurece aún más.”

Cuento de la abuelita, Anónimo.

 

La inspiración

A mi querida amiga, Sonia Pascual, a quien le debo la inspiración para escribir este artículo.

Hace unos días, Sonia me envió un texto que contenía estas palabras maravillosas. Era la respuesta que le daba una abuelita a su nieta al preguntarle la niña “abuelita, “¿cómo se enfrenta el dolor?”. Si te interesa el cuento, te lo dejo al final del artículo.

Realmente, me quedé impactada porque la respuesta de la abuelita resume con pocas palabras el problema y la solución al mismo tiempo.

Hay sufrimientos inevitables, por ejemplo, el dolor del primer impacto de un revés o de un golpe. Ahí se sufre por muchas cosas: por el miedo, por la desilusión, por la rabia, por nuestra vulnerabilidad, por la indefensión. Como emergen emociones muy intensas, la recuperación puede ser lenta.

Sin embargo, hay personas que tienen el arte de hacerlo mucho más rápido.

Si me pongo a observarlas, me doy cuenta de que han empleado la técnica de la abuelita, “salirse de la mente. Esto implica poner acción, hacer cosas. Han recogido la energía que les quedaba tras el golpe para rentabilizarla al máximo, fijando inmediatamente un objetivo potente: hacer cosas que se materialicen.

Esto por un lado distrae la mente, lo que permite permutar emociones. Por otro, aporta una satisfacción (la de haber creado algo) que alivia el dolor. Se matan dos pájaros de un tiro.

Te concentras en ver otras cosas y en querer otras cosas. Micro objetivos. Por ejemplo, te pones a pintar y te concentras en tu actividad, fijando tu atención en la técnica, en los colores, en añadir un detalle, en quitar otro, en hacerlo de nuevo…Una acción te lleva inmediatamente a la siguiente.

Con cada cosa que nos pongamos a materializar, nuestros objetivos irán evolucionando para hacerlo de la mejor manera. Al final no sólo tenemos un producto. Tenemos más resistencia para afrontar el dolor gracias a nuestra CREATIVIDAD.

 

“Se deja de sufrir empleando nuestra creatividad”.

Pitia Coaching Sistémico.

 

Mantenerse en la mente, en el coco, añorando el pasado e imaginando el peor futuro posible, refuerza el dolor y como dice la abuela, lo endurece.

Una emoción, el dolor, cuando se experimenta de manera continuada, se convierte en un sentimiento: el sufrimiento. No hay ninguna materialización, no hay ningún otro producto, no hay nada de nada. Confundimos totalmente los duelos con los sufrimientos, es muy habitual en los humanos. Es muy importante saber ordenar las emociones y no transformarlas ni confundirlas con los sentimientos, porque el proceso para salir de ellas es distinto.

A veces somos extremadamente crueles con las personas que confrontan su dolor haciendo cosas que estimamos inaceptables. Tenemos la muy mala costumbre de interpretar el dolor ajeno.

Por ejemplo, está muy mal visto que una persona reanude una relación sentimental después de haber perdido a una pareja. Eso está muy condenado socialmente, porque lo primero que se hace es despreciar el dolor que esta persona lleva dentro de su corazón.

Si una madre ha perdido a su hijo(a) (tenemos al caso de la célebre Ana Obregón) y ésta decide dar un paso hacia el futuro saliendo con todo su esplendor al mundo, entonces es una mala madre que le importa una mierda su hijo y vaya duelo que le está haciendo y que poco sufre.

La cruda realidad es que no toleramos algunas formas para dejar de sufrir. En esto somos muy cínicos y muy egoístas. Nadie tiene la potestad de determinar ni cómo se tiene que llevar el sufrimiento ajeno, ni cuanto tiene que durar.

 

“Premiamos a las personas que sufren como a nosotros nos parece “bien”. Las premiamos con nuestra empatía y comprensión. A las que lo hacen “mal”, les castigamos con nuestro desprecio y nuestra crítica”. 

Pitia Coaching Sistémico.

 

Y así vamos por la vida, condenando a ciertas personas con la obligación de sufrir “a nuestra manera” so pena de ser condenadas y juzgadas socialmente.

Nos confundimos mucho con el dolor. Lo estereotipamos, lo socializamos, lo estandarizamos y cuando no se ajusta a lo que tenemos en la cabeza, lo criticamos. Podemos estar compadeciéndonos de una farsa e insultando a personas que lo viven a su manera. Convertimos el sufrimiento en un show, en un espectáculo de ilusionismo donde los prejuicios campan a sus anchas.

Los niños son auténticos maestros en llevar el dolor. Me inspiran un respeto y una admiración increíbles. Muchos niños se crecen ante el sufrimiento con una valentía que no es de este mundo.

Una de las mejores amigas de mi hija, Sara, acaba de perder a su mamá con 13 años, después de una dura enfermedad que ha mantenido en jaque a toda la familia. Es una niña que vive en la escalera de mi casa. Mi hija y ella se han hecho inseparables, pasan días e incluso noches juntas jugando con otros amiguitos on line. Durante esos juegos las oigo gritar de emoción, chillar, reír de nervios y soltar tremendas carcajadas. Al escucharlas, no puedo dejar de pensar que pueden estar haciendo lo mismo, disfrutar de la vida, partiendo de situaciones emocionales radicalmente distintas.

A menudo la nena se queda a dormir a casa y cuando estoy a oscuras viendo la televisión en el salón, viene a sentarse conmigo, mirándome muy fíjamente. Son momentos un poco sobrecogedores porque no sé muy bien qué es lo que espera o necesita de mí. Le suelo preguntar “¿estás bien cariño?”.

No, no está bien. Es una pregunta cuya respuesta conocemos ambas pero que nos sirve para iniciar una conversación franca y conmovedora.

– “¿Cómo lo haces cariño?¿Cómo lo estás llevando?”.

– “He perdido a mi madre, no puedo hacer nada. Ahora tengo que intentar ser feliz de otra manera, llenando mi vida de momentos felices, hago todo lo que puedo para ser feliz”.

Esta contestación es muy GRANDE. Sara, eres una MAESTRA.

Estamos más que acostumbrados a ver en las noticias a niños sufriendo en campos de refugiados o jugando entre los escombros de ciudades destrozadas por las guerras. Vemos imágenes de criaturas capaces todavía de esbozar una sonrisa en medio del horror jugando a la pelota.

Esta es de nuevo la receta de la abuelita. A algunas personas se la tienen que contar, otras el cuento lo llevan dentro, como una chispa milagrosa.

Este es sólo un ejemplo de cómo los niños pueden llegar a estrategias mucho mejores que la mayoría de los adultos.

Existen personas que han sufrido reveses tremendos en su vida y que los han tomado como un detonador para reinventarse. Y los han superado. De nuevo, el denominador común ha sido ponerse a hacer cosas para dejar de sufrir y focalizarse en nuevos objetivos.

Así que se llega fácilmente a la conclusión de que quien quiere, puede dejar de sufrir, al menos, sufrir tanto o sufrir por las mismas cosas. Parece ser que el sufrimiento se elige.

Así pues, las personas que sufren eternamente, que sufren por todo, debo entender que son personas a las que no les interesa hacer otras cosas que no tengan que ver con el sufrimiento. Deben de estar bien así, aunque no lo parezca. No tienen el menor interés en ver otras opciones, otras salidas más que el lamento. Viven como las marmotas, reviviendo constantemente su dolor, repitiendo eternamente su ciclo. Cuando escucho a alguien cuatro veces seguidas la misma rayada, me doy cuenta de su trampa. Y por supuesto cuando me cuento a mi misma cuatro veces seguidas la misma historia, me doy cuenta de mi trampa.

Tela.

Ahora tienes que descubrir tu manera de sufrir y decirte honestamente si te puedes poner a hacer otras cosas prácticas, no mentales. Te tienes que contar a ti mismo si de verdad te interesa soltar el dolor, porque lo que está muy claro, es que el dolor se transforma y se quita.

El Cuento

ABUELA….

¿Cómo se enfrenta el dolor?

— ¡Con las manos, mi niña!

Si lo haces con la mente, el dolor en lugar de suavizarse, se endurece aún más…

— ¿Con las manos abuela?

— Sí…

¡Nuestras manos son las antenas de nuestra alma!

Si las haces mover…

¡Cosiendo!

¡Cocinando!

¡Pintando!

¡Tejiendo!

Tocando!

o

¡Hundiéndolas en la tierra!

Éstas envían señales de amor a la parte más profunda de ti…

¡Y tu alma se tranquiliza!

Porque le estás prestando atención…

Así ya no necesita enviarte dolor para hacerse notar.

¡Muéve tus manos mi niña! ¡Empieza a crear con ellas!

y Todo dentro de ti se moverá…

El dolor no pasará,

Pero se convertirá en la mejor obra maestra…

Y ya no dolerá más.

Porque habrás logrado bordar su esencia…

 

Sin Comentarios

Deja un comentario

Share This

Este sitio web utiliza cookies tanto propias y de terceros para analizar sus navegación y ofrecerle un servicio más personalizado y publicidad acorde a sus intereses. Continuar navegando implica la aceptación de nuestra Política de Cookies. +Info

Los ajustes de cookies de esta web están configurados para "permitir cookies" y así ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues utilizando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en "Aceptar" estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar