El orden en lo económico
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el orden de lo económico

El orden en lo económico

En todos los sistemas existen unas reglas que lo ordenan. A veces estas reglas están escritas y son visibles y otras no tanto. Estas reglas se llaman leyes.

La relación entre estas dos leyes es de orden consciente e inconsciente y operan en todos los sistemas provocando comportamientos determinados.

En nuestras relaciones económicas también existe un orden. El dinero es una energía que es receptiva a ciertos factores humanos y, por tanto, se expande cuando es estimulada. Cuando esa energía no recibe los estímulos adecuados, se contrae.

El dinero no deja de ser un instrumento que le da un valor subjetivo a las cosas por parte del ser humano (los animales no utilizan el dinero). Por lo tanto, la energía del dinero depende de la conducta humana y de las elecciones conscientes e inconscientes que se realizan según nuestro estado emocional. De eso dependen nuestros flujos de liquidez y abundancia. La inestabilidad monetaria o financiera dependen de nuestras emociones y de nuestro comportamiento.

Conscientemente podemos tener una idea de cuál es nuestro comportamiento.

Podemos tener la sensación de trabajar demasiado duro para los resultados obtenidos. Esto es algo muy frecuente. En el emprendimiento esta sensación es muy fuerte, ya que los riesgos que se asumen son muy elevados en comparación con las recompensas que se reciben.

Es habitual tener la sensación de que el dinero nos ha faltado hasta cierto momento de nuestras vidas, o que no haya llegado nunca en la cantidad necesaria, o que lo hemos perdido, o que no sabemos administrarlo, o que no sabemos ganarlo.

Estos sentimientos son muy frustrantes y condicionan nuestras estrategias de vida, nuestros actos y nuestras decisiones.

Así que, por un lado vemos que el dinero depende de nuestro comportamiento, y por otro lado vemos que la falta de dinero vuelve a condicionar nuestras emociones y comportamiento. Parece una pescadilla que se muerde la cola.

el orden de lo económico

Afortunadamente, en todos los sistemas existen unos patrones internos, propios del sistema, que regulan las conductas. En lo económico, también.

El dinero tiene unas reglas, un orden, un código íntimamente relacionado con nuestra conducta, al margen de lo que esté operando fuera. Del resultado de mi conducta se producirá una interacción con la economía exterior. La economía exterior condiciona en gran medida mis estrategias, pero no es el factor determinante, aunque muchos creáis lo contrario. Lo que ocurre dentro de mi sistema es lo que determinará mi éxito en unas unas condiciones determinadas que se fijan “fuera”.

Por ejemplo, no todo el mundo padece igual las situaciones de crisis económica. Se dan situaciones donde sectores económicos crecen mucho mientras otros decaen, o personas se enriquecen mientras otras se empobrecen. Se ve claramente que las crisis no empobrecen a todo el mundo, sino que fortalecen a algunos sin que éstas personas que se han beneficiado durante este periodo, hayan cometido actos fraudulentos o delictivos o se hayan aprovechado de terceros.

Las leyes en lo económico

Estas leyes, según mi análisis, están basadas sobre 2 principios rectores. Cuando los 2 están alineados, el dinero fluye con naturalidad en nuestra vida. Estos son;

  • El agradecimiento. De ahí derivan las relaciones personales
  • Las creencias personales inconscientes derivadas del miedo y de la desconfianza.

 

El agradecimiento

“Es de bien nacido ser AGRADECIDO”.

Refrán popular

 

El dinero se comporta como las personas y es muy sensible al agradecimiento.

Es el primero por ser el más importante en las relaciones de intercambio en equilibrio. El agradecimiento sale del corazón, de la emoción, del sentimiento. La energía del corazón es 5.000 veces más potente que la del cerebro. Es un órgano vital que posee emociones propias más potente que el propio cerebro, lo cual está demostrado científicamente y ampliamente descrito en el libro de mi buen amigo Rafael Saiz Gamarra, “El corazón de la Inteligencia”.

El agradecimiento es la acción de ser capaz de valorar lo cotidiano. Para empezar, es la capacidad de valorar el hecho de seguir vivo cada mañana cuando nos levantamos. Muchas personas pierden la salud y sólo en ese momento valoran lo grande que es la vida. Cuando vamos en piloto automático levantarse es una rutina sin más. Nos levantamos de mala leche y malhumorados por las prisas, los agobios, el estrés, las preocupaciones, los problemas que aún no hemos resuelto, la tarea que hay por delante. Mal comienzo. Así dudo mucho que puedas seguir valorando todo lo demás. Si no valoras poder despertarte y no te levantas feliz por esa simple acción, lo llevas de culo con el resto. Valora si esa energía va a expandir tu salud, tu buen rollo, tu capacidad para seducir a tu entorno y tu capacidad para seducir lo que te puede traer dinero.

Si no sabes valorar las cosas en su justa medida, como valorar el simple y complejo hecho de estar vivo, será difícil que puedas establecer una verdadera relación de equilibrio con el resto de bienes, dones y comodidades que te rodean. Siempre habrá un “pero”. Imagínate que tus “peros” son personas que se interponen entre tú y tus objetivos de éxito. Esas personas no son estáticas, se mueven como una buena defensa en balonmano que te impiden marcar tus goles. Se mueven sin cesar por todas tus emociones. Te hacen marcajes, bloqueos, placajes, faltas… y todas esas acciones van a incidir directamente sobre el segundo principio rector del que te voy a hablar un poco más adelante.

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Esto que te estoy contando no es un concepto nuevo. Pero no se le ha tenido en cuenta lo suficientemente ya que se explica más desde un punto de vista educacional (a los niños se les enseña a dar las gracias), político o espiritual, lo cual está muy bien, pero no desde un punto de vista MATERIAL. Estar agradecido es casi sinónimo de “estoy ganando algo tangible”. Lo que ocurre es que no somos capaces de ver lo que ganamos (por desgracia somos así de borricos) porque el ser humano es especialista en conectar con la carencia y la culpa.

Piensa que cada vez que das las gracias por algo se te va a abrir una puerta invisible. A todo el mundo nos encanta que las personas a las que estamos dando algo o ayudando, nos lo agradezcan de corazón y nos vean “guais”. No lo reclamamos conscientemente, pero sí inconscientemente, no os engañéis. Y de hecho, el primer reproche que le soltamos al otro es “con todo lo que yo hago por ti y tú ni siquiera me lo has agradecido”. Esto se puede verbalizar o pensar. Así que vamos a dejar de ser cínicos y a poner las cosas en su sitio: siempre necesitamos que nos agradezcan nuestras acciones.

Cuando no te agradecen lo que das, te entra una mala leche y una frustración que flipas. Entonces, decides cerrar la puerta que estabas abriendo.

Ahí lo ves claro ¿verdad? Pues piensa que no recibir lo que uno espera, empieza a condicionar nuestras emociones y nuestra conducta y lo mismo le pasa a nuestro entorno con nosotros respecto a nuestra capacidad de agradecer.

Si no eres capaz de darte cuenta de las oportunidades que te llegan, porque te sientes jodido o frustrado por tus cosas, entonces no te sorprendas si la dinámica siguiente es también frustrante para ti, ya que los demás tampoco tendrán ganas de brindarte nada más.

Antes te he dicho que te imagines que tus “peros” son personas, una buena defensa de balonmano. Pues tus “agradecimientos” son también personas. Son los jugadores que pueden quitarle la bola a los “peros” para hacer una contraofensiva y marcar gol.

Mi consejo es que aprendas a agradecer de verdad. Alégrate de lo que tienes y cuida a las personas si quieres cambiar tu orden en lo económico.

 

“No es lo que tenemos sino lo que disfrutamos lo que constituye nuestra Abundancia”. 

Epicuro

 

Las relaciones personales derivan del agradecimiento.

La familia, los amigos, los contactos que hayan recibido por tu parte gestos de agradecimiento siempre formarán parte de una red visible e invisible que no dudarán en confiar en ti, recomendarte o introducirte en algún círculo y hacer que puedas materializar con un puesto de trabajo y proyectos donde necesiten tu perfil, no tanto profesional, como humano.

El 75% de los trabajos se consiguen de esta manera. Hay muchísimas gestiones donde necesitamos contar con personas absolutamente leales y agradecidas, y esto tiene un buen precio.

Cuando sabes agradecer debidamente, vas creando un círculo de poder, unas relaciones que estarán dispuestas a echarte una mano. Mejor persona eres, más te recomiendan los demás. Por supuesto que habrá casos donde te sentirás profundamente defraudado por personas, esto es inevitable. Sin embargo la excepción no confirma la regla.

el orden de lo económico

 

Las creencias internas

 

“Lo que la mente de un hombre puede concebir y puede creer, también lo puede lograr”. 

W. Clement Stone

 

Jorge Bucay, gran sicólogo argentino, en su libro “Déjame que te cuente” nos cuenta la historia de un niño que se escapó de su casa por la tubería de al lado de la ventana de su habitación con su hermano pequeño a hombros durante un incendio. Había una altura de dos metros. Todo el mundo se sorprendió del coraje y la valentía del pequeño y los vecinos se preguntaban cómo lo había logrado. Bucay concluyó: LO HIZO PORQUE NADIE LE DIJO QUE NO PODÍA HACERLO. Si nadie te impide un objetivo (ni si quiera tu mismo), lo logras, porque solo estás enfocado en el éxito.

Si el dinero fuera una persona, ¿Cómo te miraría? ¿Cómo le mirarías tú a él? ¿Cómo crees que es tu relación con el dinero?

Muchas veces tenemos una valoración sobre nosotros mismos muy dura y muy pobre con respecto a la gestión de nuestros recursos financieros. Estamos totalmente desconectados de nuestro poder financiero porque no hemos obtenido lo que pensábamos. Estamos muy apenados y disgustados con nosotros mismos. Interiormente, hemos suspendido el examen. Te quedas con esa “cosa”, esa china en el zapato. Al final nos quedamos con una especie de culpabilidad interna que nos hace ir tropezando con nuestro talento natural, ya que de manera visible u oculta estamos conectados con nuestro reproche interno.

Esta valoración u opinión de nosotros mismos es muy íntima y a veces hasta desconocida. A medida que sobrevienen las dificultades económicas se va mermando poco a poco la confianza en ti mismo, aunque lo vayas sacando adelante. Empezamos a ver el vaso medio vacío, en vez de visualizar que hemos sido capaces de llegar hasta donde hemos llegado. Y nos hacemos pajas mentales pensando en la precariedad del futuro. Hay una progresiva pérdida de confianza que se traduce en preocupación, estrés y amargura.

El hecho de pasar dificultades económicas sostenidas es el reflejo de la pobre idea que tenemos de nuestra gestión. Es la sombra de nuestro éxito. Hemos interiorizado tan íntimamente que no sabemos hacerlo de otra manera, que no vemos el éxito de nuestra gestión ni la posibilidad de hacer lo mismo sin tanta angustia, o sin ninguna angustia. Desde la convicción y el optimismo más puros.

 

“Independientemente de quién usted es o fue, usted puede ser lo que quiera ser. Tenga cuidado con el medio ambiente que elija, porque él le dará forma” .

W. Clement Stone

 

Quiero poner un par de ejemplos sobre dos personas cuya mente me ha interesado mucho. Clement Stone y Mike Todd, ambos multimillonarios americanos muy relevantes del siglo XX.

Ambos tienen una característica común. No procedían de familias especialmente acaudaladas y ambos trabajaron en multitud de sectores hasta hacerse millonarios. Por el camino sufrieron varias pérdidas emocionales y económicas, pero su espíritu emprendedor y su confianza en sí mismos, les permitió en cada ocasión superar los momentos más difíciles. Porque sabían que sólo eran momentos. Te aconsejo que leas un poco sobre ellos.

el orden de lo económico

W. Clement Stone

 

Clement Stone nació en 1902. Su padre murió en 1905 y dejó a su familia muy endeudada. A los 6 años se puso a vender periódicos para ayudar a su madre y a los 13 ya tenía su propio puesto de periódicos. El chaval lo tenía muy claro. Había que conseguir dinero como fuera. A los 16 se trasladó a Detroit para vender seguros de accidentes. En 1930, ya fundó su propia compañía de seguros, Seguros Stone, con más de mil agentes a su cargo. Lo demás, un recorrido meteórico. Su empresa creció y se transformó en la mayor aseguradora de los EE.UU creando su propio modelo de negocio. Fue un escritor muy pródigo sobre el tema que mejor le venía: la actitud para crecer y ganar dinero. Escribió numerosos libros de autoayuda, entre ellos “Hacia el éxito, una actitud mental positiva”.

¿En qué se hizo próspero? En la venta de seguros. Seguro que la pérdida accidental de su padre desató su ingenio para evitar que otras familias padecieran lo que padeció la suya. Los talentos nacen de muchas cosas, entre otras, de la necesidad (Ver artículo: El éxito en el rendimiento profesional.)

 

“Estar en la ruina es una situación temporal. Ser pobre es un estado mental” .

Mike Todd

 

el orden de lo económico

Mike Tood

 

Mike Todd nació en 1909. Fue el mayor productor de cine y teatro del S. XX hasta que se mató en avioneta en 1958. Fue el tercer marido de la famosísima y deseadísima actriz Liz Taylor. El único del que ella no se divorció. Empezó como constructor y quebró. Se asoció con su hermano para trabajar como proveedor de servicios en el cine y quebró coincidiendo con la depresión de 1929. Luego se puso a diseñar vestuario de cine hasta que su inteligencia le llevó a producir su primera obra en Brodway, “The hot Mikado”, con la cual triunfó.  A partir de ahí fue acumulando éxitos hasta su muerte.

Lo cierto que Todd vivió durante épocas muy complejas: la depresión de 1929 y la II Guerra Mundial. Está claro que partía de la misma situación que millones de otros americanos, como Stone. Si ambos insisten en lo importante que es creerse que todo es posible, está claro que si nosotros somos personas valiosas pero no conseguimos nuestros objetivos (siendo agradecido) tiene que estar operando por algún sitio un miedo no localizado al éxito, una falta de confianza. Y tal vez el error resida simplemente en haber analizado la situación que te afecta desde la perspectiva equivocada.

Todo se puede analizar desde varios focos. Hay situaciones que desearíamos tener controladas, como por ejemplo la estabilidad financiera.

 

Funcionamiento de las leyes en lo económico

Es muy fácil pensar a lo largo de los años que no la has conseguido por lerdo y que, esta sensación, haya acumulado estrés, amargura y preocupación en tus siguientes estrategias de inversión. Sin embargo, esa misma situación puede ser el mejor resultado posible dentro de todos los resultados que se podían dar con los ingredientes y herramientas que tenías en ese momento. Y tú no lo sabes. Te enteras después, con la retrospectiva del tiempo.

Darte cuenta que lo negro es blanco, o lo blanco negro, marca la diferencia en tu foco. Cuando de repente este click se produce en tu mente, todo cambia. Con la misma situación te puedes considerar un perdedor durante años y, de repente, verte ganador porque el análisis ha cambiado. Esto es lo que me pasó a mí.

Y la diferencia de vida es impresionante. La corriente de optimismo, de fuerza y confianza vuelve a hacer conexión y se hace la luz donde antes había dudas y angustia.

Estas dos leyes, en lo económico, pueden funcionar la una independientemente de la otra. Eso nos hará ir a trompicones, con fluctuaciones constantes. Tienen que funcionar las dos alineadas para que el éxito económico se dé en la vida.

A mi juicio, la segunda Ley, la de las creencias internas, es la más compleja de observar, ya que es necesario un fuerte nivel de introspección y mucha determinación para hacer fluir la energía del dinero dentro de nosotros y hacer que este movimiento pueda externalizarse con acciones adecuadas. A algunas personas les lleva años poder hacer un click y romper prejuicios internos.

 

“Cuando nuestra actitud hacia nosotros mismos es grande, y nuestra actitud hacia los demás es generosa y misericordiosa, atraemos grandes y generosas porciones de éxito».

W. Clement Stone

 

Las leyes en lo económico según la visión sistémica

Para terminar, quiero explicar el orden en lo económico según la visión sistémica de Bert Hellinger.

Bert Hellinger identifica nuestra relación con la abundancia económica como nuestra relación con la madre, por el hecho de que aprendemos a ser y a reaccionar dependiendo de lo que nos haya dado y transmitido nuestra madre.

Para Bert Hellinger, lo primero que recibimos sin haberlo pedido es la vida. La recibimos a costa de la vida de nuestra madre, que soporta el peligro del parto. Así que el primer acto trascendental con el que conectamos es “tomar” o “recibir”. Cuando somos conscientes de este intercambio tan generoso, en principio deberíamos mostrar o devolver “agradecimiento”.

Si tenemos una relación fluida con nuestra progenitora aunque solo sea en el pensamiento,(hay personas que no han conocido a sus madres y sin embargo son capaces de “imaginarla” con respeto y cariño), en principio, nuestra relación con lo económico también es fluida.

Al generar esta energía de fluidez dentro de nosotros, desencadenamos un movimiento de alegría por fuera. Estamos contentos, estamos satisfechos, estamos agradecidos de tener la madre que tenemos. Por tanto, podemos mostrar y devolver este agradecimiento íntimo a la gente y al mundo que nos ayuda y que, a su vez, se sienta agradecido y con ganas de abrirnos puertas.

El problema es que la relación con nuestras madres suele estar plagada de tensiones que enturbian nuestra perspectiva sobre ella. Siempre estamos reclamando a una madre perfecta, a otra madre distinta a la que tenemos, y esa misma relación de exigencia se va a reproducir en nuestra relación con la abundancia. Nos vamos bloqueando “los agradecimientos”, que como he explicado anteriormente, van a hacernos, como una buena defensa de balonmano, unos placajes tremendos.

Así pues, la relación con la madre condiciona la relación con el agradecimiento y provoca nuestros bloqueos emocionales, condicionando a su vez nuestras creencias internas sobre nuestra capacidad de generar prosperidad económica.

 

“Todo éxito tiene el rostro de la madre”. 

Bert Hellinger

 

 

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