Conocete a ti mismo para emprender tu negocio
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Conocete a ti mismo para emprender tu negocio

Conocete a ti mismo para emprender tu negocio

“El conocimiento de uno mismo es el primer paso para toda sabiduría”. 

Aristóteles

El perfil del emprendedor es muy variado. Es mucho más fácil ser emprendedor cuando existe una tradición familiar de emprendimiento a pesar de que las líneas de negocio no tengan nada que ver con la nuestra.

Si en nuestro sistema familiar ha habido algún empresario en alguna generación anterior (aunque no lo hayamos conocido, como nuestro bisabuelo o tatarabuelo), en nuestros campos de información conscientes e inconscientes están almacenadas todas las experiencias emocionales de estrés, de superación y motivación que nos empujan, como una mano invisible, a emprender nuestro propio proyecto.

El campo conocido, el consciente, lo es por los relatos de los miembros de nuestras familias y por las consecuencias que esos emprendimientos han tenido sobre las generaciones posteriores.

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Los campos desconocidos o inconscientes de información, tienen un nombre específico, acuñado por el gran biólogo Rupert Sheldrake como “campos mórficos” o “campos morfogénicos” (campos con “la misma forma, la misma información”).

Estos campos permiten que los individuos de un mismo sistema dispongan de una sutil red de informaciones que organizan su comportamiento sin utilizar ningún otro tipo de comunicación (por ejemplo, la verbal). En su libro“La mente extendida, el séptimo sentido , Sheldrake describe estos mecanismos magistralmente.

Así pues, tener a un referente en la familia proporciona las condiciones necesarias favorables para que las experiencias de emprendimiento se vuelvan a repetir.

Esas experiencias, aunque hayan sido de éxitos o de menos éxitos (incluso de ruinas), se infiltran como una poderosa e invisible poción mágica por nuestra mente y nos van a empujar en un momento dado de nuestra vida, a emular una trayectoria empresarial o a compensar y superar un fracaso familiar del pasado. Este remedio puede estar activo desde el primer momento de nuestra conciencia, pudiendo tener claro que queremos ser emprendedores desde muy pequeños, o puede ir tomando forma poco a poco durante el transcurso de nuestra trayectoria vital y profesional.

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En mi caso particular, a modo de ejemplo: mi bisabuelo materno fue un pequeño emprendedor a principios del siglo XX, que empezó como comerciante ambulante por los pueblos de la provincia de Burgos y terminó amasando una gran fortuna que posteriormente repartió entre sus hijos, entre otros, mi abuela Pilar (de la que llevo mi segundo nombre). Por mi línea materna, en la tercera generación posterior a este bisabuelo han salido tres emprendedores y yo soy una de ellas. Todos los demás miembros de la familia han tenido trabajos remunerados por cuenta ajena.

He trabajado por cuenta ajena durante 20 años. Varios factores me empujaron a emprender. En primer lugar, por inspiración de mi marido que siempre ha sido un espíritu libre e indomable. Fundamos nuestra plataforma digital, con varios productos cuyos objetivos consisten en eliminar las barreras de la comunicación. En segundo lugar, la maternidad, proyecto prioritario para mí y mi pasión por comprender el comportamiento de los seres humanos, me empujaron a formarme profesionalmente de forma exhaustiva para fundar mi consultora, PITIA COACHING SISTÉMICO.

En cualquiera de los casos, se necesita tener unas ciertas habilidades y desarrollar muchas otras para poner en marcha un proyecto de emprendimiento. El éxito no está nunca asegurado, a priori, aunque sea la motivación más potente. Hay que estar preparado para todas las incertidumbres que van a acecharnos tanto en nuestra vida privada como en la profesional y como siempre van a estar íntimamente ligadas, es muy fácil que los problemas en una de las partes migren a la otra y se acumulen causando verdaderas crisis existenciales, familiares y económicas. Habrá que tener un don para balancear las prioridades en cada momento y mucho coraje para sortearlas. (Ver mi  artículo: “El coraje de emprender”).

La idea de conocerse a uno mismo antes de emprender un negocio es muy antigua. La recoge en un lenguaje muy técnico Otto Scharmer, con su famosa “Teoría U” (Cambridge, MA: Society for Organizational Learning, 2007) mundialmente conocida en todos los círculos económicos, empresariales y de investigación.

“La teoría U” describe un proceso de transformación e innovación desde cada uno de nosotros. Este proceso de autoconocimiento personal permite, en primera instancia, una transformación interior emocional y por tanto económica y en segunda instancia, una transformación social y también de nuevo, económica (la una siempre lleva a la otra).

Pero Scharmer se inspiró claramente de Confucio, que le lleva 3.000 años de ventaja y también, en el más contemporáneo Maestro Nan Huai-Chin (1918 – 2012), maestro espiritual de la China contemporánea, considerado por muchos como el más importante chan (zen) maestro budista, a pesar de ser poco conocido fuera de China. El Maestro Nan, en su reinterpretación del ensayo de Confucio “Gran Aprendizaje”, indica claramente que la parte más importante para llevar a cabo cualquier proyecto ES COMPRENDERSE A SÍ MISMO, comprender nuestro proceso de apertura, para iluminar el punto ciego que todos llevamos dentro y que nos puede acarrear muchos problemas en la toma adecuada de decisiones.

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Pasos del gran aprendizaje

  • Los ancianos que quisieron ilustrar la ilustre virtud en el mundo, primero, ordenaron sus Estados.
  • Para armonizar bien sus estados, primero, armonizaron a sus familias.
  • Para armonizar en sus familias, primero, rectificaron sus corazones.
  • Para rectificar sus corazones, primero intentaron ser sinceros en su pensamiento.
  • Para ser sinceros en su pensamiento, primero extendieron al máximo su conciencia.
  • Esta extensión de la conciencia dio lugar a la investigación de la matriz subyacente, la conciencia se vuelve completa.
  • Al completarse la conciencia, los pensamientos se vuelven sinceros.
  • Al ser sinceros los pensamientos, los corazones se rectifican.
  • Al rectificarse los corazones, se armonizan las familias.
  • Al armonizarse las familias, los estados vuelven a ser correctamente gobernados.
  • Al estar correctamente gobernados los Estados, todo lo que está bajo el cielo, se equilibra.

Confuncio

Tenemos que hacernos SIEMPRE preguntas interiores para hacer más conscientes nuestros puntos de partida y nuestras futuras estrategias de emprendimiento, porque nos van a ayudar, en primer lugar, a entender la dimensión de los retos que nos fijamos. En segundo lugar, a conectarnos con la oportunidad de buscar los recursos que necesitamos y a encontrar diferentes alternativas. Por último, a superar los obstáculos que nos puedan ofrecer las dificultades. Un proyecto va a requerir constantemente por nuestra parte, que midamos y reestructuremos nuestras fuerzas interiores. Éstas no van a estar siempre disponibles porque la vida nos pone en el camino circunstancias con las que no contamos y pueden, en un momento dado, ser prioritarias. Podemos tener accidentes, enfermedades, duelos, parones. Nos vamos a poder dar cuenta de lo resistentes o locos que estamos.

 

“Hay tres cosas extremadamente duras: el acero, los diamantes y el conocerse a uno mismo”.  

Benjamin Franklin

 

Yo aquí propongo las 3 preguntas que me parecen más relevantes y que hay que plantearse incesantemente a lo largo de toda nuestra vida.

¿Qué parte de nosotros se compensa, se sana, se identifica, necesita que nuestro proyecto se materialice? ¿Qué servicio me estoy prestando a mi mismo y a la humanidad?

Todos los proyectos llevan una intensa experiencia vital detrás. En mi caso personal, la plataforma digital de la que soy socia con mi marido colma, para mí, la frustración de ver las escasas prestaciones de las casas editoriales para dar salida a obras maravillosas sin publicar, a la desprotección de muchos autores en el control de sus obras, a la necesidad de que “el saber no ocupe lugar” y esté al alcance de todos. No olvido que mi padre es profesor y escritor, mi motivación es primeramente emocional. Para mi marido, igual. Su tío fue maestro de escuela en su pueblecito natal, Ayora (Valencia). Enseñó a leer y a escribir a todo el pueblo y a niños que, con el tiempo, se convirtieron en personalidades muy conocidas. Eso dignifica con enorme orgullo, por el gran humanismo que conlleva, la profesión de maestro tan presente en nuestras familias. Nuestro programa digital METAVOX, diseñado para la rehabilitación del habla, colma la necesidad de extinguir las barreras de la pronunciación para poder integrarse mejor en otras culturas con el idioma y por supuesto, para erradicar la vergüenza o frustración que puedan sentir algunas personas que padecen patologías del habla.

PITIA COACHING SISTÉMICO también nace de una profunda evolución emocional: la de superar muchos duelos y comprender todo el mecanismo de dinámicas conscientes e inconscientes que bloquean nuestros éxitos. PITIA COACHING SISTÉMICO pretende facilitar el camino a los demás mediante la comprensión y el orden.

Graham Bell inventó el teléfono en 1870. Era experto en fonoaudiología. Su madre y su esposa eran sordas.

¿Tengo la capacidad suficiente interna (recursos emocionales), los conocimientos técnicos, la experiencia y seguridad como para defender mi proyecto ante el resto de posibles competidores y los recursos materiales como para no estrangularme definitivamente?

Si tenemos conocimientos y recursos emocionales, seguro que encontramos la manera de financiarnos. Tal vez atravesemos estrangulamientos severos de liquidez que nos bloqueen toda iniciativa, pero como bien dice el refranero español, “donde se cierra una puerta, se abre una ventana”. Tenemos que ser capaces de soportar que nos den un portazo y la fuerza y determinación suficientes para buscar hasta debajo de las piedras como si fuéramos perros de caza.

Si tenemos alguna de nuestras capacidades emocionales o de conocimientos bloqueadas, poder darse cuenta fehacientemente y darse el tiempo para resolverlas y pedir ayuda,  es fundamental para no echar por la borda nuestro proyecto. Tal vez solo necesite un poco de madurez. Son las 3 últimas fases que describe Scharmer de su Teoría U:

  • CRISTALIZACIÓN: (OPEN HEART). Se trata de buscar lo real. Tengo miedo. Miro al futuro. Pongo toda mi atención y elaboro estrategias.
  • ELABORACIÓN DE PROTOTIPOS: (OPEN MIND): fase de creación del modelo de acción. Paso de lo intangible, de lo abstracto, a lo tangible. Es la fase de diseño de mi estrategia y mi proyecto.
  • DESPLIEGUE: del diseño, al servicio real de los demás, de los clientes.

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¿A que estoy renunciando por mi proyecto? ¿Qué estoy sacrificando para sacarlo adelante? ¿Me lo voy a reprochar algún día? ¿Voy a poder soportar que me lo reproche la gente que me importa?

Es muy importante saber que el tiempo que le dedico a mi proyecto es a costa de una renuncia en el campo de la familia, de los hijos, de los amigos, de sacrificar algunas necesidades (viajar, comprarse una casa, invertir en bienestar). Tal vez nuestras parejas se sientan un poco abandonadas por nosotros. Tal vez nuestros hijos tengan padres ausentes y muchas veces enfadados, estresados, o ambos. Tal vez no seamos capaces de tener una relación. Tal vez hayamos sacrificado todo esto y tampoco hayamos podido lograr lo que buscábamos. Es imprescindible ser consciente en cada momento de los intercambios que estamos realizando y estar muy alineados con ellos para no torturarnos con reproches si no nos salen las cosas bien. Salga como salga la experiencia, debemos de tener siempre la sensación de que ha valido la pena independientemente del resultado.

Esto parece fácil pero es bastante duro, porque no se lucha para fracasar. En mi caso particular, mis proyectos siempre han sido primero personales y luego profesionales y no al revés. He buscado adaptarlos a mis prioridades emocionales. Desde hace 12 años, mi proyecto principal ha sido dedicarme en cuerpo y alma a criar a mi hija, a estar pendiente de sus necesidades en cada etapa vital, a disfrutar de mi tiempo con ella porque he tenido claro que la educación de la mente de un niño requiere unos mimos y unos cuidados muy especiales y muy delicados. Esto ha frenado mi tiempo para dedicarme a trabajar a pleno rendimiento y a alcanzar mis objetivos profesionales más rápido (en teoría). Me ha frenado a la hora de viajar, de hacer determinadas formaciones en las que estaba muy interesada que me alejaban de casa. Para mi no tiene sentido dedicarme a los demás y robarle ese tiempo a los míos. También he tenido que renunciar a fuentes alternativas de ingreso que me hubieran evitado fluctuaciones de liquidez y realizar otros consumos. A esto se le llama ahora “techo de cristal en las mujeres”. No, no es un techo de cristal. Es elegir entre proyectos. Y el de tener una hija sana, fuerte y feliz no se paga ni con todo el oro del mundo. El índice de divorcios se dispara en profesiones que requieren una gran dedicación. Uno debe de tener claro y replantearse en cada momento lo que necesita y saber dónde se va a invertir el tiempo y el dinero disponibles. Hay que escoger y no pecar de idealista. Y ser adultos para no volcar nuestras frustraciones en los demás.

Hay un poema maravilloso de José de Espronceda que todos hemos aprendido de niños, “La canción del Pirata”, que transmite de manera contundente la personalidad y las dificultades de la vida del emprendimiento. Los emprendedores somos piratas que por encima de todo, amamos la libertad. El mundo es nuestro objetivo (nuestro mercado potencial) y nuestro velero, nuestra mente. Ahí os lo dejo, con pequeños comentarios, para que en cada línea leáis los guiones de la vuestra.

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Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín: bajel pirata que llaman
por su bravura el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

El velero representaría nuestra psique. “El Temido” seríamos nosotros mismos, alineados con nuestro proyecto.

La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa
y allá a su frente Estambul.

Esta estrofa representaría la alegría del emprendimiento y la búsqueda de nuestros potenciales nichos de mercado.

«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza,
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Navega, proyecto mío, que nada te pare…

«Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés,
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.

Nuestras presas, nuestros éxitos….

«Qué es mi barco, mi tesoro.
Qué es mi Dios, la libertad.
Mi ley, ¡La fuerza y el viento!
Mi única patria, ¡La mar!

Qué es mi mente, mi tesoro..

«Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra:
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Describe la competencia de los mercados….

«Qué es mi barco, mi tesoro.
Qué es mi Dios, la libertad.
Mi ley, ¡La fuerza y el viento!
Mi única patria, ¡La mar!

«Y no hay playa
sea cual quiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.

Describiría mi implantación en el mercado…

«A la voz de «¡barco viene!»
Es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar:
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

Describiría el temor de mis competidores a mi producto…

«En las presas
yo divido
lo cogido
por igual:
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.

Describiría el reparto de beneficios con socios y colaboradores.

«Qué es mi barco, mi tesoro.
Qué es mi Dios, la libertad.
Mi ley, ¡La fuerza y el viento!
Mi única patria, ¡La mar!

«¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río:
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna antena,
quizá en su propio navío.

La suerte del empresario está echada. Muchas veces, antes o durante nuestra carrera habrá personas o circunstancias que nos desanimen a seguir.

«Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.

Sin riegos, no hay premios. Y el mayor premio es haberse atrevido, cosa que muchos no osan.

«Qué es mi barco, mi tesoro.
Qué es mi Dios, la libertad.
Mi ley, ¡La fuerza y el viento!
Mi única patria, ¡La mar!

«Son mi música mejor
aquilones;
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

«Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado.
Arrullado
por el mar.

Cuanto más adversas sean las circunstancias, más me crezco en mi proyecto.

«Qué es mi barco, mi tesoro.
Qué es mi Dios, la libertad.
Mi ley, ¡La fuerza y el viento!
Mi única patria, ¡La mar!

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